domingo, 26 de enero de 2014

«En verdad, Dios no se encierra en lugar alguno.

Comparto la lectura de una  reflexión… de Diciembre 25/12,
para que cada día al amanecer, busques tu “Navidad”,
 la que dejaste el 25 de diciembre de 2013. 
Penétrala en tu corazón... 
Así, siempre serás feliz, nunca estarás solo. 
“En el establo de Belén el cielo y la tierra se tocan.
El cielo vino a la tierra.
Por eso, de allí se difunde una luz para todos los tiempos;
por eso, de allí brota la alegría y nace el canto.
-Al final de nuestra meditación navideña quisiera citar una 
palabra extraordinaria de san Agustín-.
Interpretando la invocación de la oración del Señor:
“Padre nuestro que estás en los cielos”,
él se pregunta: ¿qué es esto del cielo? Y
¿dónde está el cielo?
Sigue una respuesta sorprendente:
Que estás en los cielos significa: 
en los santos y en los justos.
«En verdad, Dios no se encierra en lugar alguno. 
Tampoco el cielo tiene, -definido color-
Los cielos son ciertamente los cuerpos más excelentes 
del mundo, pero, no obstante, son cuerpos, y no pueden ellos 
existir sino en algún espacio; 
mas, si uno se imagina que el lugar de Dios está en los cielos, 
como en regiones superiores del mundo, podrá decirse que las 
aves son de mejor condición que nosotros, porque viven 
más próximas a Dios.
Por otra parte, no está escrito que Dios está cerca de los 
hombres elevados, o sea de aquellos que habitan en los montes, 
sino que fue escrito en el Salmo:
“El Señor está cerca de los que tienen el corazón atribulado” 
(Sal 34 [33], 19), y la tribulación propiamente pertenece 
a la humildad.
Mas así como el pecador fue llamado “tierra”, así, por el contrario, 
el justo puede llamarse “cielo”» (Serm. in monte II 5,17).
El cielo no pertenece a la geografía del espacio, sino a la 
geografía del corazón.
Y el corazón de Dios, en la Noche santa, ha descendido 
hasta un establo: la humildad de Dios es el cielo. 
Y si salimos al encuentro de esta humildad, 
entonces tocamos el cielo.
 Entonces, se renueva también la tierra.
Con la humildad de los pastores, pongámonos en camino, 
en esta Noche santa, hacia el Niño en el establo.
Toquemos la humildad de Dios, el corazón de Dios.
Entonces su alegría nos alcanzará y hará más luminoso el mundo.
Amén”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario