Quienes construimos el entorno de una
existencia,
somos nosotros.
Dios nos dio una vida con el invaluable
regalo de la libertad.
Nuestros mayores, en el deseo impuesto de ampararnos,
como criaturas indefensas e impredecibles, coartaron el
inconmensurable albedrío.
Poco a poco el ritmo de la rutina va condicionando
nuestra alma
para que, en su fragilidad ceda espacios con la buena intención
de avanzar al unísono de nuestra genética.
Gratuitamente entregamos lo que, de
pronto, nos es más valioso,
cual es el deseo de una anarquía. Seguimos, paso a
paso
entregando el vuelo de nuestras alas; cuando nos damos cuenta,
Nuestro entorno ha hecho que maduremos como hacen los
actuales mercaderes, sin permitir el desarrollo natural de los
alimentos,
cubren la semilla de nutrientes artificiales y luego los maduran
“a punta de cal. ¡Tooodo se corrompe!
Qué ha aportado a nuestra alma la genética?
Una orientación para que seamos una calca de quienes,
con todo el AMOR, nos
han condicionado.
Lo que en mis tiempos se llamaba “disciplina”,
no es lo que yo asimilé…
Disciplina es la enseñanza recibida a través del
ejemplo.
Qué he hecho YO de mi SER? Otro tanto…
pero creciste ¡libre!
Más instintivo ANIMAL que Chita.
Más instintivo ANIMAL que Chita.