lunes, 30 de abril de 2018

Un aporte al ritmo de la vida

Quienes construimos el entorno de una existencia, 
somos nosotros.
Dios nos dio una vida con el invaluable regalo de la libertad. 
Nuestros mayores, en el deseo impuesto de ampararnos, 
como criaturas indefensas e impredecibles, coartaron el
 inconmensurable albedrío.
Poco a poco el ritmo de la rutina va condicionando nuestra alma
para que, en su fragilidad ceda espacios con la buena intención 
de avanzar al unísono de nuestra genética. 

Gratuitamente entregamos lo que, de pronto, nos es más valioso, 
cual es el deseo de una anarquía. Seguimos, paso a paso 
entregando el vuelo de nuestras alas; cuando nos damos cuenta, 
hemos dejado atrás el regalo de Dios.























Nuestro entorno ha hecho que maduremos como hacen los 
actuales mercaderes,  sin permitir el desarrollo natural de los alimentos,
cubren la semilla de nutrientes artificiales y luego los maduran 
“a punta de cal.   ¡Tooodo se corrompe!
Qué ha aportado a nuestra alma la genética? 
Una orientación para que seamos una calca de quienes, 
con todo el AMOR, nos han condicionado.
Lo que en mis tiempos se llamaba “disciplina”, no es lo que yo asimilé… 
Disciplina es la enseñanza recibida a través del ejemplo.
Qué he hecho YO de mi SER? Otro tanto…
Felicitaciones Tarzán, no te desarrollaste como hombre, 
pero creciste ¡libre! 
Más instintivo ANIMAL que Chita.

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