viernes, 22 de marzo de 2013

Con la espiritualidad de Gibrán


 


 

Recopilación del texto de Antonio Chalita Sfair
I
Cuando Jalil Gibrán partió al cielo, faltaban casi
diez años para mi nacimiento.
Releyendo, El Profeta, su máxima obra, encuentro su espiritualidad hecha amor a Dios.
-Artista y poeta- comentaban sus contemporáneos, que ligeramente lo comparan con Tagore.
En una cita no textual de Sócrates, afirmaba “que la belleza del pensamiento ejerce tanto encanto como la belleza de la forma”.
 George Russel

“Su poder tenía origen en un gran manantial de vida espiritual, sin lo cual no sería tan universal y de tanta fuerza, pero la majestad y la belleza con que lo cubría eran enteramente suyas”. 
Claude Bragdon

Cuando hablamos de –profetas- como el título de su obra, nos remontamos al 
Medio Oriente, específicamente al Líbano, patria de Gibrán.
Aquella tierra en donde
“Dios sacó al mundo de las tinieblas e hizo la luz.
Allá -creó al hombre a su imagen y semejanza- e iluminó su corazón
con una chispa de Sí mismo.
Allá le dio el Paraíso Terrenal.
Allá dialogó con él y le dictó sus leyes.
Allá, sobre el lago sereno, vibró su palabra como brisa vivificadora que nunca desde 
entonces ha dejado de correr y de refrescar
nuestras almas.
Allá le dio el pan y el vino, la paz del corazón la fe y la esperanza”.
Líbano! Tierra de todos y de nadie!
Donde “los ángeles se mueven en un vuelo eterno”.
Allí nació Gibrán –donde se…ha “conocido momentos de profundo éxtasis y de verdadera espiritualidad ante el Sermón de la Montaña, o el Libro de Job, o el Cantar de los Cantares”… “o  ante el pensamiento profundamente religioso, casi místico, de
El Corán?”
¡No al aborto!

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