miércoles, 20 de mayo de 2015

La educación no tiene nacionalidad I

Quien es cívico y aplica los buenos hábitos, jamás tendrá 
de que arrepentirse.
No usará el soborno, ni la manipulación, en infracción 
de normas ni tendrá qué decir:
¿Usted no sabe quién soy yo?
No se necesita pertenecer a la monarquía 
para conservar modales. 
Se nos respeta por la muestra del –don de gentes-.
La persona que guarda el civismo siempre ocupa el lado 
derecho, bien sea en automóvil, bicicleta o caminando.
Por las aceras y escaleras resguardará el lugar para 
las personas mayores, discapacitadas y niños.
La buena educación va acompañada de una sonrisa 
con ademanes que distinguen a la persona.
La primera educación no se imparte en los centros 
llamados “educativos”, viene del hogar y la familia 
firmemente constituida.
Las escuelas, colegios y universidades, a veces, 
ratifican lo obtenido en casa, aunque, tiende a desparecer...
El primer eslabón de la buena educación, 
es la disciplina, el manejo de la lealtad, el decoro 
y la cordialidad.
El primer lugar dónde se practica la educación es en 
la mesa, la iglesia y las calles.
Repasemos algún léxico:
Ademanes.- Porte, señas, gesticular.
Civismo.- Ciudadanía, comportamiento, fervor, patriotismo, respeto.
Cordialidad.- Amabilidad, franqueza, naturalidad, sencillez, sinceridad.
Decoro.- Castidad, delicadeza, modestia, prudencia, pudor, pureza, 
recogimiento, respeto, seriedad, vergüenza.
Lealtad.- Acatar, cumplimiento, honestidad, honradez, legalidad, nobleza, 
probo, recto.
Modales.- Acciones, conducta, cortesía, crianza, delicadeza, educación, 
principios, urbanidad.
Esto y mucho más fueron las enseñanzas 
de mi madre que jamás olvidaré.

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