jueves, 1 de octubre de 2015

CRUDA REALIDAD I

La familia, único núcleo que puede y debe defender 
a los niños y a los jóvenes.
Hace cincuenta años viajé a un país del norte. 
Siendo joven pensé que jamás vería la descomposición 
social, familiar y moral en la cual tuve que sobrevivir.
Hoy, anciana y con muchos testimonios de mi pasado 
trabajo en el aula, reflexiono para decir  que e
factible humanizar la pedagogía.
Los niños, desde todas las épocas, han sido y 
son maltratados, cargan con el lastre desde su familia. 
Estos son ejemplos que aunque suenen sin 
importancia, descalifican. Llamarles “gordo, flaco,  
negrita, chiqui, pecoso, mona”, es darles títulos 
y apodos que invalidan su verdadera identidad.
Un niño con Síndrome de Down, era llamado 
“mongólico” y hay, quienes aun hoy, les llaman 
simplemente “down”.
Antiguamente al niño con lateralidad izquierda se le 
llamaba “zurdo”. Lo que ocasionó pérdida de vidas, 
retardo en el aprendizaje y complejos, por la 
discriminación y vergüenza a la cual eran sometidos 
por la familia, los profesores y los compañeros.
Cuántas décadas tardaron para ser aceptados
La bóveda del cielo nos cubre a todos
Lo anterior, es como un niño con gafas, con muletas, 
con prótesis. Son sometidos a tomar su nombre por 
la limitación, la diferencia, el síndrome.
Por ello, son los padres y abuelos quienes 
debemos dar buen ejemplo desde casa.
Sigue II

No hay comentarios:

Publicar un comentario