viernes, 16 de octubre de 2015

“Estos días tan largos que parecen años”

De una página perdida: 
Después de leer este hermoso quejumbre, comparando 
los días con los años, ha tocado mi alma.
Quien lo haya escrito conmovió mis sentimientos, imaginando
a un bien amado, que no supo quién lo leería…
O tal vez, impotente a circunstancias del momento,
no supo qué más exclamar.
De pronto, un alguien impaciente plasmó su lastimero gemir
de inconformidad, no en voces sino en letras, para que otro
alguien lo leyera y transmitir su profundo pensamiento 
de contraste impuesto por la vida.
                                      
Quizá… un ferviente deseo de acercamiento, como puede suceder
con el horizonte…Imposible alcanzar la belleza de un amanecer o un
atardecer iluminados ambos por el mismo sol, pero siempre lejanos.
 
Muchas veces la hermosura de las montañas en lejanía,
ejerce una fantasía tan irreal, como si estamos cerca.
Las podemos escalar, no gozar; esculpir, escarpar, 
no doblegar.
Sin embargo, no son iguales a la proyección obtenida 
por el color de éstas, en la distancia.
Un paisaje, por hermoso que sea, solo es eso. 
De nuestra vista plasmamos lo que habla al interior del alma,
mas solo es ilusión, que contigua, desaparece
para quedar meramente un vacío.
Tampoco escapa a nuestro inmóvil pensamiento
tocar la luna y vivir de recuerdos. 
El tiempo ido, ido está y no regresa.

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