De una página perdida:
Después de leer este hermoso
quejumbre, comparando
los días con los años, ha tocado mi alma.
Quien lo haya escrito conmovió
mis sentimientos, imaginando
a un bien amado, que no supo
quién lo leería…
O tal vez, impotente a
circunstancias del momento,
no supo qué más exclamar.
De pronto, un alguien impaciente plasmó
su lastimero gemir
de inconformidad, no en voces
sino en letras, para que otro
alguien lo leyera y transmitir su
profundo pensamiento
de contraste impuesto por la vida.
Quizá… un ferviente deseo de
acercamiento, como puede suceder
con el horizonte…Imposible alcanzar
la belleza de un amanecer o un
atardecer iluminados ambos por
el mismo sol, pero siempre lejanos.
Muchas veces la hermosura de las
montañas en lejanía,
ejerce una fantasía tan irreal, como
si estamos cerca.
Sin embargo, no son iguales a la
proyección obtenida
por el color de éstas, en la distancia.
por el color de éstas, en la distancia.
Un paisaje, por hermoso que sea,
solo es eso.
De nuestra
vista plasmamos lo que habla al interior del alma,
mas
solo es ilusión, que contigua, desaparece
para quedar meramente un vacío.
Tampoco
escapa a nuestro inmóvil pensamiento
tocar la
luna y vivir de recuerdos.
El tiempo ido, ido está y no regresa.
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