Quién vivirá en mi castillo de flores…
Quién
se deleitará con su fragancia…
Quién
cantará sus alegres colores…
Quién
nutrirá con la savia,
de sus pétalos…El alma?
de sus pétalos…El alma?
Quién
vivirá por mí para soñarlo…
Quién?
Sino fuera yo que lo viviera…
Quién?
Sino fuera yo para sentirlo…
Sino fuera yo para mirarlo…
¡Nadie!
Puede
vivir por mí, ni visitarlo. |
Nadie ansió armar ese castillo.
Ni
recibió la suave esencia de su aroma.
Nadie
apreció la luz de sus matices.
Nadie
en medio de una playa del centurio,
en su
dulce candor se dilatara…
¡Nadie!
¡Nadie!
En su
virtual caricia en lontananza.
Hiciérame
llegar pedazos de alma.
Sino fuera yo, y lo bendijera…
Y en cuentas de Rosario lo rezara.
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