sábado, 25 de enero de 2020

¿ACEPTADOS? Sí – No. Síndrome de Down




“Por la importancia que reviste saber que todo hijo merece respeto, deseamos mantener alto el “amor propio” de Susana, pese al entorno.

Infortunadamente los allegados a la familia no los aceptan.



Falta indulgencia a su “espontaneidad” y
aceptación a la parsimonia.
Capacidad de reflexión
Susana no recibe órdenes; es más acertado solicitar su colaboración. Generalmente toma entre uno y tres minutos para asimilar el llamado y  llevar a cabo una solicitud de ayuda, con el ánimo de mantenerla activa. Asimila de una a tres variantes a un mismo tiempo. 

Su papá le enseñó a hacer “paso a paso” lo que se le pidiera, con una simple frase, que ella repite si se siente presionada:
“POR PARTES”.

jueves, 23 de enero de 2020

SUSANA, Canto a la Vida


Reminiscencias 
El aporte de Susana en su inocente e infantil presencia, era
la cooperación en las labores de cargar y descargar,
según la hora de llegada a la finca.

Armar y desarmar, según las necesidades de nosotros,
y de forma intuitiva,  recordar la hora del regreso a casa.

Su mayor preocupación era bajar curubas, que recogía en
el sombrerito, que utilizaba para protegerse del sol.

Cuidadosamente las empacaba en el baúl del carro.
Al llegar a casa nos ayudaba a seleccionar, a su decisión,
las más grandes para el P. Orlando y las más maduras para
el P. Claudio.

Durante la semana vamos a la misa de 12 m., entonces tomaba
las curubas escogidas y las organizaba en figuras, sobre una
bandeja del comedor de “mis padres”.

Su alegría se desbordaba, justificando el paseo al Cerezal.

Octubre 05 de 2018



               

jueves, 2 de enero de 2020

JAMÁS ES TARDE

Imagen relacionadaToda persona tiene un niño escondido.

Cuando se es párvulo ese “niño” quiere CRECER, es decir queremos ser grandes, adultos e independientes, es cuando aparecen nuestros líderes, los ídolos, los inalcanzables modelos…

Sin embargo, cuando llegamos a la pubertad, ese escondido niño quiere detener su crecimiento, afanosamente se envuelve en el infantilismo, con el ánimo inconsciente, de no crecer. 
Sufre.

Por qué?

Ha descubierto las falencias de los adultos y no quiere formar parte 
de un grupo hostil, mentiroso y cruel.  

Sorprendido, descubre que sería símil de las injusticias que ha 
tenido que pasar en el desarrollo de sus etapas, unas que le han 
robado, y otras que se han detenido.

Pasada la corta pubertad, antesala a la adolescencia, el niño se ha 
desilusionado de los modelos que ingenuamente eligió.

Qué fue lo que le sorprendió?

El entorno le ha mostrado que la vida “no es bella”.

Hay cambio de temperatura y climas, a los cuales él ha estado, 
indiferentemente expuesto.

Le han dado a entender que debe acostumbrarse al frío, al hambre, 
al odio, a los grafitis, a la urbe cruel.

Cuál es?

El núcleo familiar. “Sus más amados” seres, a quienes no escogió.

Quién lo conforma?

Los adultos, que con las mejores intenciones, le van legando sus 
gustos, afectos y desafectos, en otros términos, la voluntad ajena 
impuesta a la del adolescente, que aun, a desagrado, cree en los 
mayores.

Qué encuentra en ese núcleo, primer ente educador?

Diversidad de gustos, discursos, argumentos y conceptos, que 
su –niño interior- no puede asimilar. Está limitado.

Lo conforma el grupo de familiares, parientes, profesores, 
docentes, que lo exponen a temores, miedo, angustia y dolor.

Se debate en el indefinido mundo de sus sentimientos, que están 
por asentarse…

Los mayores le hemos defraudado.

En ese entorno se desarrolla el bebé que nació indefenso, pasó 
por párvulo, púber y se acerca a la adolescencia.

Aun, su corazón es tan grande y su entendimiento tan pequeño, 
que confía…

Por ello, solo mira, ¡asustado! No sabe cómo actuar, porque no le 
está permitido pasar la edad de las /limitaciones/…

Debe desbordar lo que no le hemos enseñado, la diligencia, el 
sentido común, la autosuficiencia, el sentido de pertenencia.

Detenemos su creatividad, porque le imponemos la nuestra; se 
estanca su individualidad y en ella, su libertad.

Su estima está frustrada. Tiene sueños? Quizá... 
Ilusiones? Tal vez...

A veces, le descubrimos nostálgico, aburrido, indeciso. 
Se asoma la nueva etapa y no está preparado para madurar.

Tiene miedo a perder, lo único que le protege, lo que le hizo 
sentirse amado, amparado, seguro…
SU NIÑO INTERIOR.