Yo siembro cada día la semilla de mis sueños.
Los sueños verdaderos resisten en silencio.
De las ilusiones, nace una nueva cada día.
A merced de los caprichos de la resignación.
Las ilusiones son tan nutritivas que lo
alimentan a uno,
y, van sembrándose a medida que pasan
los días.
El
mundo parece imaginario…
Mis sueños se mecen
borrosos en las
ramas de la memoria.
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