I
En una capilla, el
sacerdote observaba
que todos los días
entraba un hombre,
casi de carrera.
Como
era un trabajador,
su atuendo no era
muy formal. Por lo tanto,
el
sacerdote puso en duda
las intenciones de
sus visitas.
Cierto día lo detuvo
a la salida y le preguntó:
-Qué haces?
-Orar contestó el
trabajador.
-Por qué tan deprisa?
-Porque no tengo
mucho tiempo,
es media hora
de almuerzo y
no puedo
detenerme, así que
vengo a visitarlo
y le digo:
“Señor, aquí está
Juan
reportándose…
El sacerdote arrepentido,
lloró intensamente y aprendió
que la contemplación podría ser:
Señor, aquí estoy yo, reportándome…
II
Al observar a un
hombre en el templo,
que solo miraba al
Señor,
le pregunta el
sacerdote:
Qué, haces?
Contesta:
“Yo lo miro y Él
me mira”.
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