El 9 de abril de 1948, a mí, como a
muchos niños y jóvenes se nos “entumecieron los músculos faciales “de por vida”…
Es decir, que no volvimos a dar paso a la sonrisa.
La cruel violencia de lo que vimos y
vivimos, dejó mutilada nuestra alma y lacerado el corazón de infantes.
-Cada
vez que rememoran unos y recuerdan otros, esta fatídica fecha del “9 de abril de 1948”,
revivo los tristes y trágicos acontecimientos que enlutan
aun al pueblo colombiano y abonan con indiferencia, toda nuestra violencia. -
Mi sueño de paz lo enterré el
9 de abril de 1998...
Por tanto, haré algunos comentarios, que ya pronunciara en el
año 2001, para exhortar a la reflexion, a quienes por desconocimiento, arengan
semejante fecha.
Los admiradores de aquel líder, que no saben historia, continúan
nombrando –lo que pudo haber sido y no fue- repitiendo de mayores que jamás
superaron la ignorancia a esa misma historia, la cual debe ser abonada de
verdad.
-Por mi padre, amigo no político, compañero sí, de los discursos
de Gaitán, en la Antigua Plaza España.
-Como nuera de su muy fiel admirador amigo y pariente lejano.
-Además nieta de una de las más grandes e inocentes víctimas del
9 de abril del 1948, también amigo de Jorge Eliécer Gaitán, conozco una que
otra anécdota de su época.
Así, claramente dejo de nuevo constancia que:
“En el protagonismo histórico les enorgullece mantener viva la
truncada suerte de un sobresaliente político, que ignoramos si a su oportuno
cargo como presidente de Colombia, la hubiera conducido a la equidad social o
al peor de los desastres.
Aun muerto, de pie, en su fría y verde morada del barrio
Palermo, no lo dejaron en paz... Hay quienes aseguran que exhumados sus restos,
lo llevaron a Venezuela.
Después de 64 años sigue sobrepasando los 50 que él vaticino
para lavar su ausencia con sangre.
Sigue el país traspasando la barbarie injusta de los
colombianos, con el aporte de vida de los niños y jóvenes reclutados.
-
Mantener una imagen, después de seis largas décadas en las no
convincentes memorias del desamor patrio
y el vacío humano, no le hace bien a un país de código genético violento,
colonialista e ignorante.
-
Cuando llegue la cordura al perdón y al olvido de una ambición
que quedó en la añoranza de un corazón sin fe, será tarde no alcanzar a
vislumbrar un ápice de paz en la mente de nuestros nietos.
-
Paradójico, equivocado y contrastante, saber que hay “muchedumbre”
leal a esos recuerdos de Judas y Caines.
-
Sin embargo, para los entendidos soñadores y esperanzados
colombianos, fácil es encontrar la respuesta y reflexionar sobre el conflicto
colombiano.
“Nos parecemos al mundo?”
Lecturas dominicales del l5 de abril 2001, que invito a leer...
En abril 6 de 2012, catorce años después de
publicado el “artículo de Patricia Lara Salive, en la
revista Cambio 16, (abril 6 de 1998), continuamos de esperanza en esperanza…
A
veces, busco lo inmenso de su inteligencia en la anécdota, que de Gaitán me
relatara mi abuelo; aquélla que lo hiciera famoso en “lo penal”, y me desiluciono…Pobre
población que vive del débil recuerdo y lo hace aparecer fuerte cada año.
Me
encantaría entender si el altruismo y filantropía que la “muchedumbre” creyó de
Gaitán existieron, existen y no existirán algún día, para dolor perenne de un
país castigado por el odio de la ignorancia de esa chusma que llevaba muy
dentro el fanatismo hitleriano, del sepultado comunismo, que causó el “Bogotazo”,
que continua ¡bañando nuestro suelo de sangre!
Recordarlo,
a cambio de engrandecerlo, avergüenza!
¡Basta!
Vuelvan
la cara al cielo y fíjense que el azul, es el reflejo de las aguas del mar, que
los partidos politicos de esa desagradable época, se han sepultado en el
testimonio de las abstenciones.
Que los
símbolos de los partidos no reviven, porque los politicos ya no convencen, porque
le han hecho daño al pueblo y a la patria.
El
fanatismo muere en los símbolos de los partidos, mientras los odios crecen en
los montes y se camuflan en los recintos universitarios.
La
verdad en la historia continua distorcionada y débil...
Además del código genético violento que poseemos los
colombianos, la premonición de Gaitán sigue castigando los hombros de nuestros
niños y la motivación bélica de algunos de nuestros jóvenes. Aumentó la codicia
de quienes buscan la vida fácil y se abonó la indiferencia de nuestras clases
sociales.
Cómo no?
Parte de los colombianos continua con la sangre
untada de sectarismo y el espíritu
ausente de Dios.
Las arengas de
Gaitán cumplieron más de 64 años
Primera: ” Si avanzo, seguidme; si
retrocedo, empujadme; si os traiciono, matadme; si muero, vengadme”.
Gaitán avanzó, lo siguieron. Él traicionó,
lo mataron… Él murió, siguen vengando a un fantasma y con su muerte, el país
retrocedió.
Segunda: “A mí no me matan porque ninguna
mano del pueblo se levantará contra mí. Y la oligarquía no me mata porque sabe
que el país se vuelca y las aguas se demorarán 50 años en regresar a su nivel
normal”.
Tercera: “Que me maten! y correrán 50 años de sangre”,
vamos en 64.
Las aguas colombianas las más ricas del
planeta y en cuya esperanza esta puesta la necesidad de la humanidad, no han
regresado a su cauce alimentado por sangre.
Hablando de pérdidas, con el Bogotazo, 9
de abril de 1948, desapareció el tranvía, servicio masivo de transporte.
Noble sería publicar a su honor y a su memoria, con letras de molde,
a página completa:
- Te amé Colombia por permitirme enarbolar tu bandera!
- Ojala que tu pueblo me olvide para dejar en paz mi alma.
- Ojala que tu pueblo me olvide para dejar en paz mi alma.
- Me arrepiento de cuanto daño he causado.
- Auguro para ti, pueblo colombiano, que quienes se sintieron
traicionados,
y me mandaron matar, un día no lejano te dejen en libertad, como
también a mis fanáticos adeptos.
¡Quiero descansar en la paz del Señor!
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