jueves, 3 de noviembre de 2011

Desplazamiento


Cuando el desplazamiento se convierte en alguno de estos apelativos: desalojo, eliminación, lanzamiento, deslizamiento, arrinconamiento, apartamiento, alejamiento, traslado o ida, y son forzados, se convierte cada uno en algo que no es ventajoso al ser humano.
Si por cuenta propia una persona decide trasladar su vivienda, trabajo o sitio de estudio, la situación es diferente, sentimental, emotiva y económicamente hablando, cambiamos los nuestras ansiedades por deseos de mejorar, de aventurar, de huir, de probar otras experiencias y, aun así, duele….
Todo cambio suele convertirse en una “crisis”, que causa desconcierto y duda  a lo “por venir”, y muchas veces esperanza. Estos planes de movilización, de una u otra forma, son positivos, si son por nuestra propia voluntad.
Mas si es un desplazamiento forzado ocasiona un traumatismo inexplicable que difícilmente se supera, por la pérdida de la cuna o asentamiento que dio seguridad durante el tiempo que se vivió allí, es lo que el Padre Mauricio Uribe
 llama pérdida de “La morada del amor”.

Por qué llamamos cuna, al vientre materno? Porque durante los meses de gestación el feto vive un “estado ideal” que se pierde al nacer y mayor aun la pérdida, si se nace por cesárea.
Todo niño al nacer es “acunado”, para darle seguridad, para mimarlo, para darle a sentir que está siendo atendido, es por esto que, instintivamente, quien recibe en sus brazos un bebé, tiende a moverlo sin embargo, *el movimiento debe ser suavísimo, casi imperceptible para no ocasionar dolor en el estómago del mismo.
El vaivén en una hamaca produce la misma sensación de tranquilidad y gozo. Simón Bolívar se inspiraba en una de ellas para redactar sus múltiples y diversos escritos y en su equipaje, una hamaca era su prioridad.
Las poblaciones más sufridas por desplazamiento son los Kurdos y los Judíos. Hoy, los africanos.Todos tenemos derecho a compartir el universo, sin fronteras porque fue un obsequio de Dios al hombre.

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