viernes, 18 de noviembre de 2011

Todavía se vive

         Si ustedes consideran que la paz es lo más  importante, preocúpense para que nuestro país y el futuro de nuestros hijos, no siga en el "equívoco" Decreto que reglamentó las "prácticas profesionales", que llevaron al desempleo a todos los egresados de carreras profesionales, técnicas, tecnológicas, intermedias, formal y no formales.

       ¡En Colombia hay trabajo! No los contratan porque tenemos un "espíritu esclavista" que guardamos desde nuestra colonización: Los egresados, todos, prestan servicios gratuitos, con la esperanza de ser vinculados y cuando se cumple el lapso determinado por nuestras instituciones, están listas las nuevas promociones para remplazar a los fracasados en el intento por conseguir un empleo estable de acuerdo a la  "preparación íntegra" y se engrosan las filas de los desempleados, argumentando la economía baja y caída del país.
          ¡No es cierto! La empresa privada y la pública necesitan de la mano de obra calificada, para evitar la fuga de cerebros y la desmotivación de quienes estudian con esfuerzo, a costa de la despensa, salud, recreación, sueño y descanso de sus progenitores y de quienes han pasado a la universidad nocturna, para conseguir los medios de terminar una carrera.
      Mientras terminan los estudios se les paga irrisoriamente, aunque las funciones sean profesionales, los muchachos aceptan, considerando que serán contratados... 
          El premio supuesto: "Seré ejecutivo en esta empresa"... Por el contrario, si logran finalizar, presentar tesis y preparatorios, llega la fusta del empresario, el castigo moral y el encarcelamiento psicológico, sepultando la autoestima y el desamor a la patria, en la cual no pueden vivir y huyen. 
         Quiénes se logran colocar? Los que tienen influencia de empresa familiar o amistades que usan el clientelismo;  los inescrupulosos que se dedican a trabajo fácil y productivo y los que venden su alma, abonando la corrupción, para lo cual, no nació la clase media de Colombia.
          Los padres venden hasta la sangre, para lograr una visa para el profesional carente de oportunidades  y éste sale del país, con la única ilusión de un trabajo remunerado, ya no de profesional, ni tecnólogo, sino de labores, que no requerían  estudio, esfuerzo e investigación, -sirvientes en el exterior-.
      Cada vez, las exigencias son mayores... Primero se requirió la educación básica secundaria, después el bachillerato, luego la profesión, ahora el postgrado, o especialización, después inventaron técnico, tecnólogo, maestría, amén de la experiencia y luego con todos estos diplomas. ¡Cataplum! 

                               “Estamos requiriendo personal más joven".

         Con ello, se ha ido la oportunidad de  llevar a cabo lo visto e investigado, en la universidad. La necesidad de realizarse, las ansias de amar, de procrear;  el deseo de retribuir a los padres y los desvelos. Todo está fallido.

¡La vida misma los ha dejado vacíos, huérfanos de patria!

     La clase media, pujante, decidida, limpia, cada día desaparece, huye despavorida, por aquello de la supervivencia. Deja su familia, el entorno,  amistades, costumbres; todo lo que ama! 
   
                 ¡Se esfuma en un nuevo deseo para no fallar como hijos de Dios!

      ¡Con el desempleo llega el hambre! Mayor pobreza y con la problemática reglamentada del Ministerio y Secretaría de Educación que somete sin control, efectuar prácticas de todo egresado, sin la posibilidad de una remuneración o remuneración a medias.

      Sin embargo Colombia sigue siendo "El Dorado". Los bancos y entidades crediticias, con sus tarjetas, aumentan el consumismo de la población, con la oferta de China en la represenetación de "arepas, cubios y zapatos de tela y cartón". 

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