sábado, 26 de noviembre de 2011

Para compartir, por la llegada del Adviento



 Pregúntate...
 - Si como hijo, hermano o padre haces algo por la felicidad de tu familia. 
Pregúntate si haces feliz a tu esposa, esposo o qué tendrías qué hacer para lograrlo.

Pregúntate  si deberías cambiar las políticas laborales que tienes y si ser justo no te haría más feliz a ti y a ellos.
Pregúntate qué podría hacer para comunicar felicidad y hacer de este mundo uno mejor.
No creas que la felicidad está en la rumba, el dinero, el consumo; 
la vida fácil y la presión que ejercen los compromisos, 
eso solo trae dolores de cabeza.

La felicidad es la sonrisa de nuestro “próximo”, es decir nuestro prójimo, 
pero una sonrisa que no se apague al día siguiente.
La felicidad es la satisfacción del deber cumplido y contar con lo 
necesario para vivir dignamente.
Tú y yo queremos ser felices y lo buscamos ansiosamente, aunque 
no lo expresemos. 
A veces la sentimos cerca y de nuevo esquiva…
Es el deseo que haya paz -Navidad- en el corazón de todos los hombres, 
que Dios nazca en ti y en mí.
La verdadera felicidad viene de Dios y ese es el deseo de 
Adviento y Navidad
que hoy, intercambio contigo. 

 

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