Cuando me
prepararon para la Primera Comunión, tuve que aprender del Catecismo del Padre
Astete las Obras de Misericordia. Éstas son catorce y se dividen en Corporales
y Espirituales.
Las Espirituales
son éstas:
-Enseñar al que
no sabe-
No hay disculpa para no capacitarse
en Colombia,
son amplias y variadas las grandes oportunidades que tiene
la gente, amén de todo lo que se puede aprender, vía Internet.
la gente, amén de todo lo que se puede aprender, vía Internet.
Sin embargo, sí debemos enseñar de lo que sabemos e
interrelacionarnos bien, para
dar y recibir un aprendizaje mutuo.
-Dar buen
consejo a quien lo necesita-
Difícil aconsejar en un mundo
viciado de la “autosuficiencia”,
evangelizar, desde
el punto de vista de la FE, equivale a la obra
de misericordia –dar buen consejo-
-Corregir al
que yerra-
Practicarlo es lastimar susceptibilidades,
aumentar la –prevención- mas,
debemos orientar, asumir y obrar.
aumentar la –prevención- mas,
debemos orientar, asumir y obrar.
-Consolar al
triste-
Empezando por nuestra familia, los
más próximos.
La mejor forma de consolar es escuchando sin asumir
autoridad, presión o mando; sentir el dolor ajeno, nos fortalece
para “colocarnos en sus zapatos”.
La mejor forma de consolar es escuchando sin asumir
autoridad, presión o mando; sentir el dolor ajeno, nos fortalece
para “colocarnos en sus zapatos”.
-Perdonar las
injurias-
Campo delicado para sepultar el EGO,
aunque sea temporalmente, alimentarnos de altas dosis de
indulgencia, lo que nos hará sentir mejor. Cuando
perdonamos se endereza la espalda, bajan los hombros y nuestro corazón sonríe.
-Sufrir con
paciencia las adversidades
y flaquezas de nuestro prójimo-
y flaquezas de nuestro prójimo-
“A más aceptemos, menos tenemos que perdonar”.
Sacerdote Eudista
-Rogar a Dios
por los vivos y los muertos-
Nuestra oración debe ser perseverante
e intercesora por los necesitados, nuestros seres amados y amigos. HUMILDE y con FE, por
nuestros enemigos.
Con profunda compasión por los seres difuntos
que no tienen quien los encomiende a Dios.
Con profunda compasión por los seres difuntos
que no tienen quien los encomiende a Dios.
Las Obras de Misericordia deben vivirse desde un “corazón samaritano”.
¡No al aborto!
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