llegue esta misiva... o incluido el
texto, se encuentre en un libro.
Por ahora, pertenecerá a mis registros
del hoy e historia
del mañana, cuando, por el tiempo,
haya cambiado de valor
o quizá este presente mío sea el
presente tuyo en el futuro incierto...
Te regalo, en frases inconclusas, el
pedazo de vida que me queda,
engrosado por el haber de la
experiencia.
Cuando te llegue la ilusión de los
hijos, si son varones,
préstales la atención de amiga, para
que no les tome por sorpresa
la autoridad de madre y tuerzan sus
inquietudes de hombre.
Si son niñas dales la autoridad de
madre, porque si tornas tu amor,
entrelazado con la amistad, te
confundirá con una amiga,
te menospreciará, hará competencia de
ti o te romperá el alma,
cuando menos lo creas...
No le des tiernos nombres, a los unos,
porque cuando lleguen
a mayores, confundirán tu ternura con
la manipulación de creerlos
pequeños y el respeto menguará, para hacerte
sentir que ellos
crecieron, lastimarán tu alma con
vocablos y harán sentir
su cambio de voz; si son ellas
confundirán tu calor maternal
con la opresión, afilarán al arreglar sus uñas, te engañarán
en quebrantos de lágrimas de plomo, te
culparán de sus
decepciones amorosas, se alejarán de
ti, romperán tu corazón.
Llámales por su nombre; los
diminutivos les minimizan y
los sobrenombres, les
acomplejan.
No les compares con nada, ni con
nadie. Mi caso,
tiene de todo un poco, en la mayoría
fallé y corregí y
en los que me olvidé, el costo ha sido fiel.
Voy a contarte un paso de los que más
me cuestan,
el de mi oasis, cuando yo le llamaba
así, desbordaba
la sed en el desierto, el dulce de sus
aguas combinaba
en la sal de mis resecos labios;
mi entrecortada respiración, se
oxigenaba y el gastado
silencio, alimentábase del callado
murmullo de sus aguas...
Le cambié el nombre por estrella:
La que alumbraba el sueño de mis
cansados ojos
y en cada diciembre armaba mi pesebre
y vestía su árbol;
la que a mi llanto secaba con la frescura
de sus rayos;
a esa luz en tinieblas, di mi poema y canto...
Un día, cerré tanto mis ojos que al
abrirlos, Natividad
y Reyes, habían pasado y mi estrella sin
luz, se había fugado...
Busqué por todos lados y, pesados los párpados
quedaron.
Muchos nombres le di, cual mi ternura:
Ella mi amiga y madre...
Hízome sentir huérfana de nuevo,
aquella tarde.
Abrí su armario, busqué como de afán su perfume,
y, en la garganta no me cupo el
llanto.
No me agobia el dolor de su partida
ni cansada se perturba mi alma,
siéntese triste en mi sentir el alma
por su cruel decepción desencantada
y, de milagro sigue viva mi alma.
Por eso alumna te sugiero que a los
hijos,
cuidado de tratarlos tengas, para que
siempre, aunque
no te amen, te respeten o por siempre
te amen...
No quiero decepcionar tus aspiraciones
ingenuas,
pero créeme, no te engaño. ANÓNIMO
Oasis: Asueto, descanso,
pausa, recreo, reposo,
respiro, tranquilidad,
tregua.
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