lunes, 23 de junio de 2014

EL CUERPO DE CRISTO VIVE HOY, MÁS QUE AYER

                     Texto y comentario sobre El post-concilio
De Alimento del alma


[...] Su Santidad: Se trata del tema de los de mi generación, los que nos preparamos al sacerdocio durante los años del Concilio, y luego salimos con entusiasmo y tal vez también con la pretensión de cambiar el mundo; hemos trabajado mucho y hoy tenemos dificultades: estamos cansados, porque no se han realizado muchos de nuestros sueños y también porque nos sentimos un poco aislados. Los de más edad nos dicen: “¿Veis cómo teníamos razón nosotros al ser más prudentes?”; y los jóvenes algunas veces nos tachan de “nostálgicos del Concilio”. Nuestra pregunta es esta: ¿Podemos aportar aún algo a nuestra Iglesia, especialmente con la cercanía a la gente que, a nuestro parecer, nos ha caracterizado? Ayúdenos a recobrar la esperanza, la serenidad…
* * *
…Introducirlo y recibirlo para que se convierta en vida de la Iglesia, asimilarlo en las diversas realidades de la Iglesia, es un sufrimiento, y el crecimiento sólo se realiza con sufrimiento. Crecer siempre implica sufrir, porque es salir de un estado y pasar a otro.
[Este texto es parte de una serie de preguntas hechas al Papa Benedicto XVI en un Encuentro con párrocos y sacerdotes de las diócesis de Belluno-Feltre y de Treviso, el día Martes 24 de Julio de 2007.]
Como una “parroquiana silvestre”, sin teología, pero creyente, comento que “antes de la esperanza y la caridad está la fe”, dice el padre Gonzalo Gómez.
Estoy de acuerdo, porque el 9 de abril de 1948 perdí el derecho y la voluntad para reír, sin embargo seguí viviendo. 
En 2014, el mundo continua sin esperanza y Colombia,
 en la generosidad de Dios.
Hoy, me es fácil asimilar las adversidades del entorno que vive nuestra Iglesia, pues –solo lo difícil tiene valor- lo imposible no existe.
A Pablo Apóstol, a Pio XII, San Juan XXIII, a Juan Pablo I y a San Juan Pablo II, la vida les sonrió en el sufrimiento y con cada uno de ellos
Debemos mirar y oír los medios, alimentarnos de su comunicación y despertar La Esperanza.
¡CRECE LA IGLESIA! EN EL ECUMENISMO.

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