El
Espíritu Santo de Dios en nosotros, obra para
reflexionar,
no culpar. Por tanto, entendamos que:
“La vida es la consecuencia de saber tomar decisiones”.
El mundo no es el criterio para tomarlas.
“Las decisiones deben ser desde el Corazón de Dios”.
”La felicidad es la abundancia de la sabiduría de Dios”.
“La libertad es finita”.
Alguien decía que la libertad es un don y una tarea”,
o sea que tiene límites.
Podemos entenderlo por las –leyes de la
naturaleza-
Ante un terremoto, un fuerte aguacero o un temblor,
qué podemos
hacer?
La libertad es finita porque no somos eternos…
Dios nos llamará.
Sabemos que tenemos deberes para con nosotros mismos,
debemos cuidar la salud, alimentarnos bien, no ser indiferentes
a la responsabilidad de amarnos.
Debemos preguntarnos, qué hemos hecho para superar
los malos hábitos?
Vivimos con respeto propio y hacia los demás?
A veces hacemos gala de cierto comportamiento.
UN EJEMPLO:
En el caso específico de un sacerdote que ha acostumbrado
el vocabulario grotesco, la arrogancia, la ira, la impiedad
y otros mundanos males,
cabría llamarle la atención, sin embargo, un viejo dicho que
repetimos y no nos atrevemos a decir en voz alta, lo dice todo:
“El cura predica y no se lo aplica”.
Quienes confesamos en público, que somos “groseros”,
no quitamos de nuestros deberes, el respeto que nos debemos
a sí mismo y al prójimo.
Reconocer nuestras fallas no es sinceridad, si no las superamos,
carecemos de ética para esforzarnos en corregir el hábito, que
hemos
-orgullosamente- confesado y aleja de Dios.
Con un vocabulario grotesco estamos dando mal ejemplo,
pues “no basta ser santo, hay que aparentar serlo”.
El sacerdote “CONSAGRA” y “PERDONA”,
estos privilegios serían suficientes y únicos méritos,
para superar fragilidades, respecto del vocabulario hablado,
pues los devotos no podríamos imaginar a ese mismo sacerdote,
como Pontífice.
Gracias señora Esperanza, por el gran mensaje
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