El perdón es allanar un truncado camino al encuentro
de doloridas almas.
Es recibir la indulgencia de corazón.
Es el regalo de paz y felicidad, quitando la culpa.
Es dar libertad a los sentimientos, convertirlos en afecto puro.
Es dar paso a la caricia espiritual en Dios.
Es hacer brillar el rostro de Jesús en el nuestro.
Es liberar el alma del dolor y abrir la puerta a la esperanza.
Es sanar las heridas del corazón para que cure el alma.
Es recordar sin dolor, si las remembranzas atisban.
Es sentir la tierna entrada de Dios en la tibieza del espíritu.
Es, pues, algo tan profundo, que difícil describir en palabras...
Es presencia de amor que solo siente quien
verdaderamente
perdona.
Después que se perdona...huye el dolor!
Se yergue la humanidad...
Se comprenden las almas.
Se renueva la vida.
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