La gracia de vivir en deuda permanente.
Fotos tomadas por Susana |
Cuando se
ha enterrado gran cantidad de nuestro EGO,
algo
difícil es responder preguntas a almas que grandiosamente
son muy
valiosas y cuyos sentimientos mantiénense intactos
con el
correr de las décadas, sin embargo, una pregunta,
jamás
puede quedar sin respuesta.
Quien reconoce un favor abaja su orgullo. Refuerza
la sencillez.
Hace crecer la humildad. Humaniza la entrega.
Bendice el corazón, el alma, las manos, las
intenciones,
los
detalles, los buenos
deseos.
Gratitud no solamente en lo físico, en el amor, en la
bondad,
en el amparo, en la solidaridad y en la comprensión
a nuestras fragilidades.
Gratitud
por servir de báculo, de pilastra para sostenernos
y fuente
de donde hemos obtenido elixir para nuestra vida.
Todo lo
anterior como instrumento humano que ha viajado
presente o
no, en el sendero de nuestra existencia.
Sobre lo
anterior, para mi existe otra gratitud, la más importante,
las
gracias que debemos a quienes nos acercan a DIOS
a través de sus comportamientos adversos o no…
Quien retribuye
y no agradece, se queda con la GRACIA.
La
gratitud sale del alma.
Porque “todo
puede pagarse, menos el favor…”
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