miércoles, 11 de diciembre de 2013

Color de hormiga...

Ligero recuento de lo que sucede y pasa en cualquier 
barrio de Bogotá y en su misma urbe.

La indiferencia es “ser ajeno al sentido de pertenencia”.
Nos limitamos a cuidar nuestra casa o apartamento,
no el entorno de los mismos.

Lo que se ve desde las alturas...
no es lo que vivimos!






BOGOTÁ, 
de TODOS! 
y de NINGUNO...






Bogotá, no será Bogotá, como vamos... 
con el POT...






Descuidamos los parques,
 cuyas zonas estratégicamente 
escogidas para recreación de las 
familias, los niños, práctica 
del deporte de los jóvenes 
y  descanso para los
adultos mayores, se han 
convertido en 
“sanitarios de mascotas”, 
además, permitir que 
éstos se paseen cerca del
jardín del vecino, sin 
consideración, ni respeto.
Los Andenes y espacios sociales 
han sido invadidos por diferentes 
tiendas y supermercados.


Las zonas comerciales, sin planificación, 
                                          son convertidas en toda clase de negocios,                                     especialmente los que brindan  
    “vicio y perdición”.

Tampoco cuidamos el entorno en 
cualquier invasión, llámese zorras, carretillas de recicladores, 
discotecas, bares, y casas de“dudosa procedencia”.

Olvidamos aplicar el término más 
bello de nuestra lengua, cual es CIVISMO
Hermosa palabra, que se refiere a civilización. 
El civismo conlleva al comportamiento cultural que 
debe tener todo ciudadano en su vecindario, 
departamento y/o estado.

Para quienes sean luchadores cívicos y deseen preservar 
el medio ambiente, el entorno y en ellos la ecología, les motivo 
a remembrar sobre los valores, por ejemplo quienes,  
antiguos dueños, habitamos Modelia, el primer barrio 
residencial en la Lonja de propiedad Raíz, pese a la contaminación 
visual, olores, humos, escombros, basuras y ZONAS NOCTURNAS
somos indiferentes al comportamiento del ente engañoso 
y actuar de la Junta, dizque de acción comunal.

Estoy segura que aun no es tiempo de cantar el RÉQUIEM
de Bogotá, con la ACTUAL ALCALDÍA, ni tampoco de las áreas 
residenciales que aun quedan, como sucedió con el barrio 
Santafé, Teusaquillo, Palermo, Santa Teresita y,
por supuesto, CHAPINERO, "arquitectónicos monumentos". 
que engalanaban a Bogotá.

¡No a la guerra, al idealismo de género y al aborto!

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