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Desde que nacemos estamos aprendiendo a crecer |
-Cualquier persona interesada en
profesionalizarse gasta
casi 20 años para lograrlo. Luego, desesperadamente busca
en que ocuparse; primera falla contra-laboral,
“no tiene experiencia”.
“Ningún país puede lograr
el crecimiento sostenido sin un grado
significativo de
inversión en recursos humanos”.
–Gary S. Becker, Premio
Nobel Economía 1992.
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Cada vez que un graduando pasa una hoja de vida, por supuesto,
sin curriculum, la autoestima desciende
enormes escalones
contra su amor propio.
-La angustia de aportar a su familia,
salir de deudas con el Estado y
aprender, lo mueven a buscar, por dignidad, “una tabla de salvación”:
-el rebusque o cambio de oficio-.
-Otra salida es endeudarse algo más y –huir-. Ello conlleva cerrar
la boca a quienes tácitamente lo critican y a las
murmuraciones familiares.
-Qué se consigue en el exterior?
Un trabajo que nada tiene qué ver con el
tiempo transcurrido
en la universidad, sin embargo, están, aparentemente, ocupados.
-Otra salida en lejanía es torcer los principios, aceptando sucios oficios.
-La huída de cerebros no es otra cosa que
la supervivencia a la vergüenza.
No creo que haya estudiantes que después
de vivir en condiciones
siniestras, tengan el tiempo y dinero para sacar
adelante un estudio
especializado. El hambre no da estos espacios.
-Quien no huye, se pega a las explotadoras
oficinas de empleo,
que negocian con los profesionales, como
lo hacían los colonizadores
con los esclavos. Los venden. Incluso hay gente capacitada,
que regala su saber, con la esperanza de ser
contratado.
-Las –pasantías- sin salario, llevan al estudiante
a no reclamar
por temor a que se complique su grado y diploma.
Amén del explote
laboral, horario extendido y sentido de
pertenencia, de rodillas.
-Responsabilidad negociada de empresarios
que buscan el pago
de salario mínimo y dilatan la selección de personal.
Conjuntamente,
las universidades de bajo nivel académico,
cuyo producto es deficientemente
quebrado e improvisado.
Las universidades escasamente
calificadas, colocan,
a algunos egresados por influencia
política,
familiar o económica.
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Nada que ver con el artículo, solo es un modelo |
- El “chivo expiatorio” ha sido, es y
seguirá siendo, la persona.
Si la familia le ha costeado el estudio, si el
estado le ha hecho
el préstamo, si lo paga con el fruto de un trabajo diurno;
todos pagan la misma cuota de sacrificio y esfuerzo para
completar una carrera
profesional y sacar “un título universitario,
como el Mejor Pasaporte al Desempleo”, al descrédito y al fracaso.
La esencia de este artículo fue divulgado
hace como diez años,
por Renato Blanco Pérez y cobra actualidad para ser recopilado,
parcialmente.
Aunque el pasado no se debe
nombrar y el futuro es incierto,
este fue, en parte, mi
caso.
Los países continúan siendo invadidos por
los desplazados
de los países bélicos, ocupados por otra especie de colonos,
inmigrantes y cerebros extranjeros que jamás regresan
para no sentir hambre.
Al
Margen:
La
exitosa capacitación sigue siendo
–puerta
abierta- a quien es eficiente
y proactivo,
si no encuentra un verdugo
con celo
profesional de competitividad,
que
le haga la vida amarga.