viernes, 2 de diciembre de 2011

Inmaculada Concepción

                                      

Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, 
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, 
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones 
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
Su nombre es santo y su misericordia 
llega a todos sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: 
dispersa a los soberbios de corazón, 
derriba del trono a los poderosos y enaltece 
a los humildes, a los hambrientos los colma 
de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose 
de su misericordia –como lo había prometido 
a nuestros padres- en favor de Abraham 
y su descendencia por siempre.

                         







 







Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.



 ¡ES NAVIDAD! 

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