lunes, 12 de diciembre de 2011

Todo lo he tenido...

                                         
                Para la fecha de mi cumpleaños pediré un deseo al apagar las velas…

Al atravesar el parque vi a un mendigo alimentando unas palomas en la pileta de San diego.
Le vi tan complacido que quise participar de su felicidad, reflexionando sobre mi estabilidad económica, al paralelo de la suya.
Me acerqué a él y abrí el diálogo con mi deseo:
Señor, qué pediría usted en un deseo de cumpleaños…Interioricé para entregarle dinero…
“Amigo, si pidiese algo más de lo que tengo, sería egoísta, todo lo he tenido, lo que necesita alguien para complementar la vida.
Me cuestioné a qué se referiría… esperé impaciente, hasta que continuó:
“Vivía con mis padres y hermano, hasta cuando los perdí; conocí el amor de  ellos por lo que me prodigaron. Cuando los perdí, sufrí, pero entendí que hay seres que nunca conocieron ese amor de hogar y de familia.
Conocí una niña, me enamoré perdidamente, un día la besé…cuando se marchó sufrí, tanto! Que me conformé pensando que muchos no han conocido el amor.
Un día, en este parque, un niño se cayó, lo levanté y jugamos un rato; me sentí padre aunque no era mi hijo, fui feliz al saber que muchos no han conocido ese sentimiento.
Cuando, en el invierno siento frío y hambre, me acuerdo de la rica comida que mi madre servía y el calor de hogar que hubo en nuestra casa. Me siento bien, pues sé que mucha gente no lo ha sentido, ni lo sentirá.
Comparto mi pan, cuando lo tengo, con quien lo necesita y las palomas, porque sé que muchos no comparten ni lo que les sobra.
Miré al suelo unos instantes, me perdí en la profundidad de sus palabras y cuando levanté mi cabeza, aquel hombre no estaba. Lo divisé con su encorvada espalda y su caminar dificultoso, sostenido por un deteriorado bastón.
Sufrí, sufrí muchísimo, repitiendo sus frases y me lamenté por la vida que yo había vivido, sin conocerla. Jamás pensé que aquel mendigo, me hubiese  entregado el mejor regalo que se le puede dar a un hombre vacío de Dios.
Miré al cielo y medité…todo lo tengo y no lo había descubierto.
 ¡Gracias Señor!

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