DE UNA TRISTE AÑORANZA
Me
abruman tus preguntas, aquélla en especial sobre la ausencia de mi risa...
Puedo decirte que:
Ni el llanto de mi corazón me pertenece,
ni el agua fluida de mis, aun vivos ojos, es mía... Han caído como ráfagas mis
cobardes lágrimas para decirte hijo mío, que comprendo tus ansias de gorrión
asustado para cubrir las inquietudes mías.
Cuando creo que formas parte de mí, deseo satisfacer tus gustos, cobijarte por
unos días que, convertidos en fugaces instantes de angustia, perciben tu
partida con crecidas alas.
Me da miedo dejar insatisfechas tus
necesidades de niño ansioso...Es intenso
el deseo que al dejarme, no me recuerdes
como la paranoica madre, la víctima insensata que amargó tu infancia; quien dejó frustrados
tus sueños de rico e incipiente, tu gran aspiración de ser feliz, porque jamás
plegó sus labios para regalarte una sonrisa...
Alguna vez me pregunté porque no me era tan fácil reír y contesté a mi pregunta: a quién vi sonreír en
mis solitarios, fríos y contados años de
infancia?
Mi madre fue una mujer recia; pocas sonrisas, tal vez ninguna vi en su rostro,
cuando me colmaba de ternura y amor. Ninguna sonrisa en su afán por
proporcionar mi alimento, mi vestuario, mi estudio. Ninguna risa, porque para
élla el reír era prohibido...
Aparte, el ruido de la risa le
molestaba porque creía que no era educado.
No quedaba tiempo para la recreación
ni el ocio, su paz era la conciencia tranquila...
Ahora, después de 52 años me hago la
misma pregunta y vuelvo a responderme: reír, reír bajo la oscuridad de la noche
y como cómplice, el silencio, para no hacer ruido...reír cuando al recuerdo del
deber cumplido se reflexiona porque no ha quedado deuda en la conciencia.
Sonreír en el alba, cuando todo es
silencio contaminado y el único ruido es el trinar de las aves.
Cuando al iniciar un ¡Bendito sea Dios!
Antes, se dibuja una leve sonrisa para hacer paralelo de los pajarillos y
sentir envidia, por no ser espontánea como éstos...
Quién puede reír, cuando al
rostro, sale el reflejo de un alma
atribulada?
Ésta ha sido una corta historia para
hacerte saber que esa soy yo sin proponerme serlo, esa soy yo cansada del deseo
de reír.
Seudónimo: Alegría
Excelente sitio Sra. Esperanza!
ResponderEliminarGracias! Dos años, casi, me atrevo a
Eliminarresponder, hasta ahora lo recibí.
MI vueloycolorido sigue "volando" para gusto
de quienes lo consulten y puedo contestar
los comentarios.
De "la magia de la palabra" ME ENCANTA el título.
Lo consultaré. Esperanza