viernes, 23 de diciembre de 2011

Navidad para reflexionar?...


Dos amigos inseparables, al hacerse adultos, tomaron rumbos diferentes, dada su profesión y oficio.
Después de 10 años, uno de ellos se encontró con la madre de su amigo, la saludo cortésmente y preguntó por él, ella, conmovida le comentó: 
“murió ayer…” Quedé sin palabras…
De pronto, rompiendo el silencio, por el mutismo en que quedé sumido, pregunté cómo había sucedido…
La madre de mi amigo me invitó a su casa, allí, escogí el lugar de juego, donde pasé gran parte de mi vida, dónde jugábamos los dos…
Evoqué recuerdos…De pronto, la señora interrumpió el silencio y dijo:
Hace dos años le diagnosticaron una rara enfermedad, cuya cura debía ser una transfusión por tres meses.
Te cuerdas que su sangre era particular, como la tuya, por lo tanto no era fácil conseguirla…Sí me acuerdo.
Estuvimos buscando donadores, continuó, al fin, encontramos a un indigente de la calle, con el mismo tipo de sangre que mi hijo, sin embargo, no quiso recibirla, pues dijo que de la única persona que recibiría sangre sería de ti.
Te buscamos y mi hijo nos decía: no lo busquen, sé que mañana vendrá…
Todas las noches se sentaba a orar, en la silla que ocupas.
Pasaron los meses, sin que dejara de lado la esperanza de tu visita.
Así terminó su vida…La última noche, sonriente me llamó para decirme:
“Madre, sé que pronto mi amigo vendrá, pregúntale por qué tardo tanto…
La señora se levantó para traer la nota, cuyo texto dice: “Amigo mío, sabía que vendrías, tardaste un poco, pero no interesa, lo importante es que viniste.


Ahora te espero en otro sitio, quiero que tardes en llegar, mientras tanto, rogaré  por ti y desde el cielo te cuido. Sigues siendo mi mejor amigo.
Ah, por cierto, por qué nos distanciamos?
Si fue porque no quise prestarte mi pelota nueva, ya pasó! 
Éramos insoportables, bueno pues tómala como un regalo…
Te quiero mucho, tu amigo de siempre…
Te suena conocida esta historia?
No sabes cuánto me arrepiento por no haberle dicho oportunamente a mi amigo lo importante que era para mí,
que sigue siendo…Mi orgullo fue más grande, jamás le perdoné que no me hubiera prestado su nueva pelota.
Cuántas veces hemos perdido amigos, por insignificancias como ésta…
Hoy, te cuento mi historia para que no te pase lo mismo que a mí.
Si tienes un amigo, dile lo mucho que lo aprecias y si ya lo has perdido, piensa que no ha sido del todo una pérdida, sino una separación, aprovecha para recuperarlo; no dejes que el Ego pueda más que tu corazón, te lo digo yo…

-La amistad es como el mar, se ve el principio, pero no el final. Los verdaderos amigos pueden crecer separadamente sin quedar divididos en la distancia-

¡Qué difícil es ganar un amigo en un año, y qué fácil es perderlo en un instante!

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