Louise L.
Hay - Usted puede sanar su vida
Cuando mi madre partió
definitivamente, hace 15 años, doña Olga Bolaños,
señora de mi vecindario, me obsequió las
fotocopias de:
“Usted puede Sanar su Vida”.
Después de asimilar el texto, que apliqué
a mi vida, recomendé a mis estudiantes,
lo
que cariñosamente llamo “jaculatorias”, y luego a quienes
aceptan mi experiencia
personal, con una sugerencia, de éstas mismas.
Años más tarde Sarita me regaló el libro y
comprendí que mi hija me amaba,
supe que aunque no se pronunciara, observaba
mis necesidades…
El libro es de
consulta permanente; quienes lo leemos y aplicamos, aprendemos
que –las enfermedades no existen, ellas son
el producto
de “conductas y hábitos” creados por nosotros mismos y de cuya
oportunidad
se ha hecho un jugoso negocio.
Mercar con la salud del ser humano, es el mejor sazón, HOY.
Debemos tomar
conciencia de que Dios no nos mandó a sufrir,
tampoco a purgar
el dolor físico, por falta de amar nuestro cuerpo, pues
lo sometemos a desmanes personales y del entorno.
La práctica y aplicación de contaminadores auditivos, visuales
y de excesos, esclavizan.
-Falta amor
propio, amor a la familia, amor cívico y/o a las buenas costumbres,
práctica de
buenos hábitos, aplicar la moral y cuidar el templo
del Espíritu Santo, cual es
el cuerpo.
LA PRIMERA
FUENTE DE SALUD, ALIMENTACIÓN,
LA SEGUNDA, HÁBITOS Y LA TERCERA, RECREACIÓN.
Para no
extenderme a todos los campos, nombraré solo unos.
1 - Hábito de nociva alimentación, por el facilismo de la demanda,
privando a los niños del consumo de alimentos frescos y cocidos,
por el comercio de los alimentos empacados, encaminándolos
a la desnutrición. Ésta, que no solo se obtiene por falta de alimentos
naturales
y sanos, sino por hábitos de consumo en comida expuesta
a la contaminación y la preparación pre-cocida para largo tiempo.
Amén del contenido de “preservantes”.
2 - Desde hace tantas
décadas, el hábito de exponernos al sol, con
el conocimiento del perjuicio de
los rayos ultravioletas.
La práctica y aplicación de contaminantes auditivos, visuales
y falta de descanso.
El uso indiscriminado de vacunas, en la proliferación de contagios
y refuerzos, contamina el cuerpecito de los bebés, infantes y ancianos.
Cada vez más, aparecen los llamados “virus”, padecimiento, que
no tiene explicación en el cuerpo médico, ni tratamiento
adecuado por falta de conocimiento de su procedencia
o prevención.
La avenencia de convivir con animales, sometiéndose a diversos contagios
por
el acompañamiento de mascotas,
cuya vigilancia en la
precaución de aseo es difícil.
Convivir con animales somete a la humanidad por
voluntad propia,
porque aceptamos o porque nos lo imponen.
Los parques, jardines y zonas verdes en general, de uso para los seres
humanos, se convirtieron en el lugar de depósito de desechos.
3 – La recreación actual es un –desgaste-, un riesgo.
Para ello hemos creado juegos y deportes que atentan contra
la buena salud y los valores.
Las vacaciones, en épocas pasadas, eran para reponer fuerzas,
descansar el cuerpo, alimentarse bien, respirar aire puro y,
“volver a crear”.
El turismo explota a quienes ansiosos buscan descanso.
Los llevan a lugares de exploración y alimentan sus almas
en los llamados “deportes de riesgo”.
LAS ENFERMEDADES NO EXISTEN
La especie humana las crea,
las atrae, las alberga y las consiente.
Sabido es que con el envejecimiento hay un deterioro, como en cualquier
cuerpo físico, lo que no es una enfermedad, propiamente dicha, sino el
desgaste
natural, que debemos cuidar y aceptar.
Louise Hay, en el texto de su libro enseña a manejar la psique, para que
nos
acomodemos al envejecimiento y proporcionar a nuestro cuerpo,
la atención de una vida sana, como dice el antiguo refrán:
“En mente
sana, cuerpo sano”.
¡No al aborto!