miércoles, 24 de julio de 2013

La espiritualidad no germina sola IX



San Agustín – Tarde te amé… 
- A - 
Cierto día, en el año 2006, limpiando el escritorio de Santy, encontré una vitelita de San Agustín que dice: “Tarde te amé”, ahí, me casé con
su profunda fe. En cierta forma, se identifica con mi vida.
Su oración me hizo reflexionar pues, yo también, “tarde amé” al Señor. 
 ¡TARDE TE AMÉ, 

Dibujo y foto de Susana
Oh! Hermosura siempre antigua y siempre nueva.
Tarde te amé! Y he aquí que Tú estabas dentro de mí, 
y yo estaba fuera de mí mismo. 
Por fuera yo te buscaba; y, en medio de las hermosuras que creaste, irrumpía yo con toda la insolencia de mi fealdad. 
Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo. 
Manteníanme alejado de Ti aquellas cosas que, si en Ti 
no fueran, no serían.
  
Foto de J.Gaitán
Medellín, Foto de Sara
Pero Tú me llamaste, gritaste, 
derrumbaste mi sordera. 
Centelleaste, resplandeciste, 
ahuyentaste mi ceguera. 
Derramaste tu fragancia, 
la inhalé, y ya suspiro por Ti. 
Gusté, y tengo hambre y sed. 
Me tocaste, y ardo 
en deseos de tu paz.

El 27 de agosto del mismo 
año, fiesta de Santa Mónica, 
madre de San Agustín, 
la Homilía del Padre Mathew, 
sacerdote sudafricano,
misionero de la Consolata, 
con su recomendación evangélica: 
“No importa cuánto les hagan sufrir los hijos y cuánto tengan  que orar por ellos, todos nos purificamos”.

Su prédica llegó oportuna al corazón, por la tribulación que de nuevo,
 mi alma atravesaba…Fortaleció mi fe.
Mi vida llevaba un aparente estancamiento espiritual, que duró
como diez años, para encontrarme espiritualmente a través de
Santa Mónica, madre de San Agustín, como “intercesora por los hijos”.
Mis afectos hechos hijo a esa época, inquietó mi corazón de madre
y a mi alma que pertenece a Jesús…
¡No al aborto!

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