LA PARTE
OSCURA DE COLOMBIA
RESPECTO
DEL
20 DE JULIO
II
Los colombianos, como siempre, rendimos admiración a
los foráneos, por eso seguimos colocando monumentos a y de Simón Bolívar
y con su nombre exaltar lugares.
Olvidamos que nuestro Precursor y Liberador, fue El
General
Antonio Nariño y Alvarez, Prócer Bogotano, que pasó
más de la
tercera parte de su vida, prisionero.
Otros, como el General Francisco de Paula Santander,
el Hombre de las
Leyes a quien se le obligó al destierro en el
exilio.
El General José María Córdoba, mandado a fusilar, en la acostumbrada
traición de
su amigo y jefe.
Atanasio Girardot y muchos más, quienes no solo fueron próceres, sino
mártires.
Es de mencionar también a valientes y heroínas
mujeres como
Policarpa Salavarrieta “La Pola”, Manuela Beltrán y
Antonia Santos,
por no enumerar más.
Los colombianos tenemos a nuestros próceres casi en
el olvido;
Ellos, dignos de reconocimiento póstumo, son ignoramos
para distinguirlos con placas o monumentos en parques, bibliotecas y
lugares destacados, lo que despertaría el amor patrio
de niños y jóvenes.
A cambio, nuestros muros y paredes,
y en todo sitio –que se pueda ensuciar- están los groseros
grafitis,
grave pecado contra el civismo, que hace contaminación visual.
Sin comentar nada sobre los desmanes de los
universitarios
públicos y los aficionados “bravos” del fútbol, que
destruyen los estadios y atropellan los –derechos en mención-.
La
presentación de la ciudad, “deja mucho qué desear”.
Confundimos los “Derechos Humanos” que divulgaba
el General Antonio Nariño y carecemos de sentido
nacionalista.
¡No al aborto!
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