sábado, 2 de julio de 2011

Los clavos y los semejantes


Habla un niño que tenía muy mal carácter:

Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma debía clavar un clavo en la cerca, detrás de la casa.

El primer día el niño clavó 17 clavos en la cerca…

Poco a poco fue calmándose, porque descubrió que era mucho más fácil controlar su carácter que clavarlos clavos.

Finalmente llegó el día en que el muchacho no perdió la calma para nada y se lo dijo a su padre, entonces el padre le sugirió que por cada día que controlara su carácter, debía sacar un clavo de la cerca.

Los días pasaron y el joven pudo finalmente decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos…

Entonces el padre llevó de la mano a su hijo a la cerca de atrás…

Mira hijo, has hecho bien…pero, fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca…Ya la cerca nunca será la misma de antes…

Cuando dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como este agujero en la cerca…Es como meterle un cuchillo a alguien, aunque lo vuelvas a sacar, la herida ya quedó hecha….

No importa cuantas veces pidas perdón, la herida está allí y una herida física es igual de grave a una herida verbal….

Eso depende… de quien perdona…


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