Iba un hombre corriendo por el campo, de pronto,
un águila le pregunta: ¿Buen hombre por qué vas tan de prisa?
- A conocer a mi primer hijo que ha nacido.
- Qué educación piensas darle?
- Ampararlo, protegerlo, darle todo para que no sufra y le toque como me ha tocado a mí.
- Yo también tengo un aguilucho y lo he amparado y protegido, pero también, de vez en cuando he permitido que pise las “ramas con espinas”, porque se le clavan y en su dolor se eleva, se eleva tanto que un día aprenderá a volar hasta las cúspides más altas.
Si le evitas el dolor, lo reprimes y habrá quien mañana, abuse de su amor.
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