Cuando yo era niña, hace sesenta y cinco años, a los animales se les tenía muy poco en casa, sin embargo, los perros eran para cuidarla, los gatos, para asearla de plagas, los pájaros para adornar los jardines y patios, los loros, para recrearnos.
Por esa década, se les cuidaba con sus alimentos y aseo, pero jamás fueron los los “nenés” de la familia, se les mantenía lejos de los niños.
Por esa década, se les cuidaba con sus alimentos y aseo, pero jamás fueron los los “nenés” de la familia, se les mantenía lejos de los niños.
Hoy, la humanidad llegó a este tipo de idolatría, a ver quien da más vistosidad al entorno.
Eclesiásticos 15,18-19.
18 “Adoran a los animales más odiosos, que, comparados con los otros, son los más repugnantes;* 19 Nada hay con ellos que los haga estimables como los otros animales en que hay bellas cualidades, y hasta fueron excluidos de la aprobación y de la bendición de Dios”.
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