Cierto día, un hombre muy soberbio resolvió descargar su ira pegándole a alguien o a algo.
Salió al bosque y encontró un roble, tomó un látigo y le dio golpes hasta que el roble comenzó a llorar…, a más golpiza, más llanto.
Pasaba un labriego, quien preguntó conmovido por el llanto del roble:
- Por qué le pegas?
-El furioso hombre respondió:
A ver si se mueve…
-El campesino le contestó: no señor, qué va, el roble solo se mueve, cuando hay fuerte tormenta, no resiste y se rompe, justamente porque no se puede mover.
Hay quienes dicen que:
“El roble muere de píe”.
El labriego llevó al hombre a un lugar donde abunda el bambú y le dijo:
Éstos sí se mueven a cualquier tropiezo, causa por la cual son resistentes a las tormentas.
Los seres inflexibles sufren, y hacen sufrir…
El flexible comprende que todos podemos fallar porque la infalibilidad solo la tiene Dios.
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